LA HISTORIA MÁS BELLA DEL MUNDO
¿De dónde venimos?, ¿Qué
somos? Y ¿A dónde vamos? Con estas
preguntas empezó DOMINIQUE SIMONNET, como no llamar mi atención este historia,
el cual no he terminado pero hasta ahora me parece excelente, una de las
razones por las que estudio artes, trata de comprender de manera distinta o
simplemente no comprender dichas preguntas.
Empieza con que hay dos propuestas sobre el origen del
mundo, la de la religión y la ciencia, la batalla que no termina, la primera
enseña, la segunda aprende.
La ciencia relata una excelente historia bastante
convincente, pero sin duda alguna deja cabos sueltos, es por eso que nos seguimos
haciendo dichas preguntas, todo esto por siempre buscar un significado a la
vida.
Se apoya en una entrevista
o charla con tres selectas personalidades, cada uno especialista en su rama, un
astrofísico, un biólogo y un paleontólogo.
Durante esto se plantean preguntas como:
¿Cómo pasamos de lo inerte a lo vivo?, ¿qué son nuestros milenios
de civilización si se los compara con los millones de años que necesitó el hombre
para liberarse de la animalidad? ¿Qué vale nuestra sofisticación actual ante
los quince mil millones de años que se precisaron para configurar nuestra
complejidad?
Al cabo finalizar de leer el prólogo, lo único que pasó es
que surgieron más dudas en mi cabeza y no pude dejar de leer.
En mi opinión me pareció muy bueno el siguiente comentario:
-Descendemos de los monos y de las bacterias, pero también
de los astros y de las galaxias. Los elementos que componen nuestro cuerpo son
los que antaño fundaron el universo. Somos, verdaderamente, hijos de las
estrellas.
Por supuesto, es hermoso somos hijos de las estrellas, una
cosa se ha vuelto otra y somos parte de
lo mismo, todos somos parte del cosmos.
Si entendiéramos esto, si lo aceptáramos, dejarían de haber
conflictos, todos trabajamos para un mismo fin, como lo comenta la ciencia,
todos somos descendientes de monos y repito hasta “hijos de las estrellas”
entonces la cuestión ¿hacia dónde vamos?
Terminando con esto, Sólo somos chispas irrisorias en
relación con el universo.